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El impulso misionero de una joven, Pauline Jaricot, un ejemplo para el mundo de hoy.

En este Octubre Misionero, Mons. Giampietro Dal Toso, Presidente de las OMP, ha querido destacar tres aspectos del carisma de Pauline Jaricot quien será beatificada el próximo 22 de mayo en Lyon. El primero es el hecho de que sólo tenía 23 años cuando fundó lo que más tarde se convertiría en la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe: “Este es uno de esos ejemplos que demuestran cómo la verdadera inspiración encuentra un lugar en la Iglesia, quizás precisamente porque llega de una mujer. No hay que olvidar que en ese mismo siglo XIX hubo un enorme florecimiento de institutos religiosos femeninos dedicados a escuelas, orfanatos, catequesis, misiones y hospitales, y en este caso también se trata de una mujer pero que nunca ha entró en un convento”.


El segundo aspecto – ha continuado el presidente de las OMP - es que para comprender plenamente a Pauline Jaricot es necesario “partir de su inquietud misionera” y, no olvidar sus fundaciones de círculos de oración para la misión, el Rosario Viviente, la Obra de Propagación de la Fe, el intento de construir una fábrica ideal para satisfacer las necesidades espirituales y promover la dignidad de los trabajadores de la época. El arzobispo además ha añadido que “todo lo hizo para evangelizar su entorno francés y apoyar la misión en un momento de fuerte descristianización tras la Revolución Francesa. En definitiva, creo que podemos decir que quería implicar a todos en la misión en tierras lejanas para evangelizar en tierras cercanas”.


Por último, pero no menos importante, el tercer aspecto de Pauline es que “era una semilla de la que ha brotado un gran árbol – ha dicho Monseñor Dal Toso, añadiendo -, no sólo es excepcional por la santidad de su vida, sino por la grandeza de los frutos de su obra. Puso en marcha un verdadero movimiento misionero espiritual gracias a la Obra de la Propagación de la Fe, que tuvo una difusión inmediata y capilar, también porque se basó en un sistema simple pero ingenioso: grupos de 10 personas, que luego se reunían de 100 en 100 y después de mil en mil con un responsable en cada nivel”.



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